Por: José Vicente Cortés Moreno
El litoral de Nariño fue descubierto en 1526, por Bartolomé Ruiz el genial piloto de Francisco Pizarro y Diego de Almagro, y desde 1529 figuraba en el Patrón Real de la Casa de la Contratación. Nadie intentó realizar desde la costa, la penetración al interior, que detrás de su intricado borde de manglares se presentaba selvático e inhospitalario contra un fondo de alta montaña. La exploración y conquista del Suroeste colombiano empezó en la frontera sur andina.
En 1535, Sebastián de Belalcázar, a la madurez Capitán y Teniente Gobernador en Quito, mandó a subalternos suyos: Pedro de Añasco, Juan de Ampudia y Miguel López Muñoz, al descubrimiento de las tierras que se extendían al norte del Angasmayo. Añasco salió primero con cuarenta infantes y cuarenta a caballo y llegó sin dificultades al valle de Atriz (o Atures), de donde envió noticias alentadoras a su jefe; dos meses después, se unió con él, Ampudia en junio de 1535, con igual número de soldados. La expedición exploró hasta el valle de Sibundoy antes de volver a tomar la vía del Norte en busca del opulento país de Condelumarca del cual había hablado «un indio forastero peregrino» cautivado en Latacunga: A principios de 1536, le siguió el mismo Belalcázar a la cabeza de trescientos armados españoles y unos millares de indios de servicio, alcanzándoles en Arroyo Hondo, cerca al sitio en que más tarde se edificó a Cali, el día domingo de Ramos.
El primer ensayo de colonización se hizo en 1537, cuando Pedro de Puelles, nombrado teniente de Quito, por ausencia de Belalcázar, llevó a su vez una expedición a fundar y poblar, «en las provincias de Quillacinga» un asiento de españoles cuyo nombre había sido escogido de antemano: la Villa Viciosa de la Concepción de Pasto (LPCQ I: actas de 16 de marzo y 6 de abril de 1537)
Al regresar Belalcázar, que no toleraba sustitutos lo tomó prisionero y lo llevó con él en la expedición hasta Bogotá. De aquí conjuntamente con Gonzalo Jiménez de Quesada y Nicolás de Federmann partieron hacia España para obtener la titulación de las tierras descubiertas.
Al tener Francisco Pizarro conocimiento desde el Perú de las intenciones de Belalcázar de apropiarse de la parte norte de su gobernación, envió unos meses después, el capitán Lorenzo de Aldana, quien salió de Quito con Juan Vadillo, Jorge Robledo y cuarenta españoles además del cronista Cieza de León para visitar a Cali y Popayán. En la ida, según Cieza de León, encontró
de guerra la Provincia de Pasto, y la pacificó completamente antes de seguir para el Cauca; arrasando primero la fundación levantada por Pedro de Puelles en nombre de Belalcázar; en 1539, fundó la Villa de San Juan de Pasto en nombre de Francisco Pizarro. Aldana prosiguió hacia el norte con el ánimo de consolidar los-territorios de Pizarro, adjudicando para este fin numerosas encomiendas; envió hacia el territorio de los quimbayas un destacamento al mando de Jorge Robledo que se trasladó a Cali, y allí aceptó a Andagoya como gobernador de Occidente. El distrito de San Juan de Pasto y Popayán creado como anexo del Perú de Francisco Pizarro, fue brevemente administrado por Pascual de Andagoya.
En febrero de 1541 volvió Belalcázar a Cali como legítimo gobernador. La Corona concedió a Belalcázar «reales cédulas” mediante las cuales se le concedía el cargo de gobernador vitalicio de la provincia de Popayán y adelantado de La Canela. En estas condiciones en 1541 la Provincia de Pasto pasó a hacer parte de la nueva gobernación de Popayán. En 1543 quedó ligada a la diócesis de Quito eclesiásticamente y a partir de 1563, al distrito de la Audiencia de Quito en lo judicial.