La meseta interandina nariñense ofrece mayores ventajas para el cultivo del maíz, las cosechas son anuales, su suelo está constituido por cenizas volcánicas y luminosidad solar intensa en la mayor parte del año. Los estudios de Thomas van der Hammen determinan que desde hace 15.000 años la región interandina ha sufrido períodos de sequía en los meses de verano junio-septiembre, época que se aprovecha para las cosechas y arado de la nueva siembra; la sequía de enero y febrero favorece la iluminación solar en época de floración y maduración del fruto. (Correal Urrego, Gonzalo & Thomas van der Hammen. Investigaciones arqueológicas en los abrigos rocosos del Tequendama, Bogotá, Banco Popular, 1977)
Los hechos anteriores atrajeron a los indígenas selvatizados del Alto Putumayo especialmente de grupos Kofanes hacia la meseta interandina nariñense en los primeros años de la era cristiana.
Etnolinguistas afirman que los «Pastos» eran una tribu tukanoa y los «Quillacingas» una tribu de lengua Kamsá (Sergio Elías Ortiz, Historia Extensa de Colombia pág 159). Al parecer la lengua Pasto perteneció a la familia Chibcha, y se trata de un dialecto muerto del que poco se sabe y es muy posible que el gentilicio «pasto» venga de: PAS, gente y TO o TU, tierra (Romoli de Avery, Kathleen. «Las tribus de la antigua jurisdicción de Pasto en el siglo XVI.» Revista Colombiana de Antropología. Vol. XXI, Bogotá, 1978); al parecer últimamente han encontrado una gramática (A. Oviedo) que corresponde al desaparecido idioma «pasto”, de características amazónicas, Kamsá y chibchoides a un mismo tiempo; según éstos: «pastos» quiere decir «Pastores”. (Rivas, Gloria; Sousa M., Villareal y otros).
Los «pastos o pastores” según el cronista Cristobal de Albomoz no eran básicamente agricultores y más bien combinaban el cultivo del maíz, la papa y la quinua con la recolección de especies silvestres como los lulos, moras y otros alternando con la escasa pesca en los ríos, lagunas y la domesticación de animales pequeños como cuyes, venados y patos lacustres, que para el siglo XVI eran abundantes. Otro argumento que refuerza la hipótesis es el parecido en el hábitat de los kofanes de la amazonía con los de los andes altos de pie de monte amazónico. (Oviedo, Armando. El camino o la serpiente. De. Concejo municipal de Ipiales, 1985. Pág 10-11. CITA a Rivas Gloria, Souza M, Villarreal, Otros )
La mitología de los indios de Males, Tescuales y Canchalas es otra prueba que dan cuenta de que su procedencia es del Guamuez, razón por la cual se asentaron en la meseta a tan solo una jornada de camino de su antigua ciudad; según la tradición el primer asentamiento fue en las faldas del Cerro San Francisco a orillas del nacimiento del Río Tescual; ellos justifican su retiro del Putumayo a causa del encantamiento de su antigua ciudad en manos del brujo «Chispas” que vino desde Barbacoas. (Reina, Elsa, Mitos y Leyendas, Monografía de grado. Unar. Pasto, 1985. Saulo Cortes Carlosama en 1920 escuchó a su abuelo Adán Carlosama quien fuera gobernador Indígena. Puerres 1960)