La alta colonia

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  • Última modificación de la entrada:02/11/2024
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Imagen de referencia. tomado de facebook Miguel Antgel Quilismal

Cacicazgos del siglo XVII
Por: José Vicente Cortés Moreno  

En 1650 se hizo la numeración de los indios del territorio Pasto que dependían de la gobernación de Popayán, cuyo objetivo fue actualizar la cantidad de población indígena para el cobro del tributo. La información contenida en el documento lista al cacique y la población según unidades y tributo; la distinción entre población nativa y población suelta, deja ver el componente del forasterismo, como un elemento fundamental en la formación de cacicazgos.

Población del pueblo de Puerres en 1650

Cacicazgo

Tributarios

Población

Foráneos

Puerres

31

140

120

Canchala

30

135

110

Tescual

31

139

102

Total:

92

414

332

Las posibles causas de la desaparición de estos niveles intermedios de organización se pueden ubicar en la misma concentración territorial a la que estuvieron abocados por las reducciones, en donde no se justificaba dichas subdivisiones. Así mismo debió influenciar la poca funcionalidad de estas autoridades para el régimen administrativo español en lo que tiene que ver con el cobro de tributos y la administración de justicia, actividades que sólo requerían de un cacique cobrador de tributos y de un gobernador designado por el corregidor.

Paralelamente a este sistema de autoridad se encuentra el sistema representado por el gobernador. Estas dos instancias fueron los niveles visibles de poder al interior del cacicazgo. En la documentación encontrada en el libro de Protocolos de la Notaría Primera de Pasto, casi siempre aparecen el cacique y el gobernador representando al pueblo de indios en litigios de tierras, en la contabilización del tributo, en informaciones y en otras acciones.

Aspectos demográficos y socioeconómicos del siglo XVII.

Para la primera etapa colonial no se tiene ninguna fuente global que hable de la expansión de las tierras de españoles, salvo algunos litigios entre indígenas y españoles; apenas para mediados del siglo XVII se cuenta con visitas y composiciones de tierras que de alguna manera, dan una visión más amplia de las formas de acceso y control de la tierra. El interés colonial por acceder a la tierra y por formar unidades productivas agrícolas y ganaderas se lo ve más claro a partir de la década del 70 del siglo XVI, época en que se dan las primeras disposiciones sobre las tierras comunales, los proveimientos y las compraventas.

En los primeros años de la Colonia la atribución de conceder tierras recayó en parte en los cabildos de los pueblos de españoles, los que expropiaron territorios e hicieron donaciones para la formación de los asentamientos urbanos y para el desarrollo de las haciendas y estancias; es el caso de Puerres que le tocó al encomendero Juan Rodríguez donar tierras de labranza para el asentamiento del pueblo, iniciando por una cuadra para la plaza de mercado, otra para la construcción de la capilla y una tercera para la construcción de la casa de gobierno. También recayó esta responsabilidad, en parte, en las propias autoridades centrales tales como oidores, gobernadores y corregidores.

En las granjas dispersas que los indios tenían en tierras altas, debían agruparse en un solo lugar. Argüían que estaban diseminadas con el objeto de aparentar estar ocupadas y que era conveniente que los indios sembraran en las tierras junto a su pueblo, por ser zonas de mejor rendimiento del maíz; y por último, argumentaban, que la dispersión de la población permitía a los indios seguir con sus idolatrías y cultos paganos ya que estaban fuera de la acción del doctrinero. Este razonamiento es muy recurrente en la argumentación utilizada por el conquistador del siglo XVI para impulsar la concentración de la población indígena en las reducciones-pueblos de corte europeo, ya que en última instancia esto le facilitó la apropiación de las tierras indígenas.

Composiciones de tierras a españoles en el siglo XVII

En esta región la población española se dedicó al modelo de la pequeña hacienda, a la crianza de ganado ovino, bovino y a la agricultura de cereales como el trigo, cebada y cultivos nativos como el maíz y los tubérculos; se empleó mano de obra indígena.

Los Pastos eran la tribu más organizada de la zona interandina nariñense, constituían pequeñas comunidades con territorio delimitado y el uso colectivo de la tierra, presentan unas un carácter sedentario y otras semisedentario, con una estructura productiva agraria de tipo comunitario, con desaparición total de la propiedad individual de la tierra.

Para delimitar las propiedades entre tribus fijaron linderos utilizando zanjas que todavía se sigue utilizando. Por ejemplo en los testamentos, escrituras y títulos de propiedad se mencionan los nombres de las zanjas en lengua indígena. Los encomenderos asimilaron esta tradición por esto es difícil establecer las limitaciones de las áreas ocupadas entre los cacicazgos de Canchala Tescual y Puerres; se corre el riesgo de: confundirlas con otras zanjas más recientes que establecieron los colonos.

Otras formas de señalar linderos fueron los mojones considerados los más antiguos; las tolas eran linderos de carácter natural que los consideraban lugares sagrados como Loma Redonda, Loma Larga, Tola de Vaca y finalmente las terrazas que las llamaron gradas, utilizadas para marcar limites en las parcelas. Dentro del cuadro económico colonial de la Provincia de los Pastos, se encontró una economía agrícola producida en los resguardos por las comunidades indígenas; relacionada con la economía minera de blancos y mestizos por la utilización de mano de obra y el recaudo tributario.

Formación de los resguardos de tierras en Puerres
 
Las nuevas leyes sobre resguardos que llegaron desde España en 1595, favorecían a los indígenas de los atropellos de los encomenderos. Dispusieron en principio que el jefe de cada familia debía tributar y por eso en los primeros cincuenta años de las tasaciones, se hablaba de tributario al jefe de familia. Pero, después de la notoria disminución de la población indígena entraron a tributar todos los varones menores de 40 y mayores de 16 años. Se les permitió agruparse en terrenos comunales adjudicados a los cabildos de indígenas para su cultivo con perspectivas al autoabastecimiento y al pago de unas obligaciones tributarias a la orden y disposición del cacique principal que debía entenderse con el encomendero.  
 
Con un total de 229 tributarios se inició el Resguardo del Cabildo de Indígenas de Puerres bajo la dirección del cacique Mateo Puerres y los encomenderos, Juán Rodríguez, Francisco Garcés y Juana de Encinas; en estas tierras organizaron el asentamiento al estilo español en el lugar que hoy ocupa la población; con bohíos, vías, plaza de mercado frente a la capilla construida en bareque y techo de paja. (ACC/P, Sig. 790. civil).
 
Las tierras de resguardo, creadas principalmente por la Corona Española les facilitó a los terratenientes, mineros y esclavistas concentrar la mano de obra indígena a partir de las Leyes de Indias (1542); están distribuidas a lo largo y ancho de la región. Estas tierras fueron entregadas por los representantes de la Corona Española a los pueblos indígenas, mediante escrituras de propiedad a la Comunidad y con la característica de no ser objeto de compra y venta. Los pueblos indígenas, estaban organizados en parcialidades o en cacicazgos, cada uno de estos ocupaban determinada cantidad de tierra de resguardo que las trabajaron comunitariamente. En Puerres se entregaron tierras de resguardo las parcialidades de: Puerres, Chapal, Tescual, Canchala, Yanalé y Chitamar. Los resguardos, surgen como institución en beneficio de colonialistas y a los pueblos indígenas se les permitió conservar las formas comunitarias en la distribución de la tierra, en las relaciones de producción, en el trabajo, en sus costumbres y tradiciones no solamente durante la colonia, sino en el periodo republicano.
 
Desde la instalación de los resguardos, las comunidades indígenas debieron afrontar serios problemas: inicialmente la falta de fertilidad en las tierras; a los Tescuales les entregaron terrenos en lomas, como Loma Redonda y Loma Larga; a los Puerres peñascos sobre las laderas del río Guáitara y el piedemonte de la cordillera a las tres comunidades. Posteriormente la misma Corona redujo los resguardos por el nivel técnico atrasado, disminuyendo cuantitativa y cualitativamente la tierra para el indígena.  
 
Por la ambición de los encomenderos y curas doctrineros los mayores problemas se presentaron por la defensa de los resguardos. A pesar de las prohibiciones de las Leyes de Indias para que los encomenderos no se quedaran en medio de los cabildos de indígenas, los Rodríguez se posesionaron junto al cabildo de los Canchalas y permanecieron hasta finales del siglo XIX hasta cuando sus últimos herederos vendieron las tierras adjuntas a la población a don Medardo Narváez y las de Chitamar a Manuel María González (Notaría Primera de Ipiales, libro ii de protocolos)
 
Era una práctica común, el arrendamiento de tierras a las comunidades, buscando su endeudamiento, acabando finalmente con el remate de sus tierras o metiéndoles ganados a sus parcelas. Para desalojarlos antes del tiempo cumplido se acudía a diversas formas, una de las cuales fue la donación simulada entre terratenientes; los encomenderos se adueñaron de las tierras planas aptas para el cultivo del trigo, maíz y el frijol. Una forma común de engaño fue entregarles marranos gordos a crédito cuando se aproximaba una fiesta familiar para pagarlos con trabajo pero muchos indios al no poder cumplir debían entregar sus tierras por esta deuda. En San Mateo hay dos familias que adquirieron tierras con este sistema.
 
Sobre las ventas de tierras a españoles, las vías y causas son muy diversas. Una fue el pago de tributos rezagados. Para vender las tierras cacicales o comunales el cacique debla pedir permiso al Corregidor fundamentando su petición con una información de testigos que debían corroborar sobre los derechos de propiedad del cacique y que la venta solicitada no afectara al territorio cacical ni a la mantención del cacique. La mayoría de juicios de este tipo sostienen que los caciques poseían muchas tierras pero tenían que venderlas para pagar los tributos rezagados o, en algunos casos, para poder salir de la cárcel en la que se hallaban por falta de tributación.

Tributación de la antigua provincia de los pastos 1763-1767

PUEBLO Y

PARCIALIDAD

TRIBUTARIOS

CANTIDAD

INDIOS

PRINCIPALES

CURA DE  LA

PARCIALIDAD

ANOS

Cumbal

92

$1.377.70

7

Juan de Cazar

6

Nazate

117

$1,913.30

9

Juan da Cazar

6

Guachucal

98

$1,662.60

3

Juan de Cazar

6

Yascual

51

$ 667.50

4

Dominga Torrea

6

Ipiales

220

$3,113.20

2

Fray Bonifacio G.

6

Pupiales

61

$ 897.10

6

Manual Vásquez

5

Puerres

9

$ 115.20

2

Fray Gabriel S.

5

Potosí

34

$ 537.00

2

Fray Bonifacio G.

5

Pastás

78

$ 377.60

5

Fray Fernando Paredes

5

Males

29

$ 168.60

1

Javier Sánchez

5

Putes

21

$ 331.50

2

Manuel Vásquez

6

Tomado del boletín de estudios históricos. Leopoldo López Alvarez y Sergio Elias Ortiz- 1920-Pasto. Citado por Doramaria Chamorro Chamorro y Minan Eruza E. «Elementos para la interpretación de la historia de Nariño

Los indígenas fueron blanco del pillaje inmisericorde de los encomenderos españoles, llevándolos al empobrecimiento total, tanto, que no tenían con qué pagar las pesadas cargas de tributos, que despiadadamente, les arrancaban de su sustento. Para evitar estos conflictos entre 1763 y 1767 los doctrineros de Males trajeron caciques de Nastar y Pastás. Pastás era el pueblo que mayor tributo aportaba en esos años $ 377.60 y Puerres solo aportaba al tributo $ 115.20. Estos nuevos gobernadores de los cabildos de indígenas de Puerres tuvieron que enfrentarse duramente en pleitos por los territorios en defensa de los indios Puerres, Canchalas y Tescuales bajo su mando, en contra de los Guaranguayes y Cuasmayanes de Males quienes sostenían que todos los terrenos, desde la cordillera hasta el río Tescual, les pertenecían por derechos de herencia y por haber pagado los tributos reales en nombre de los demás indios que no tributaban. Pero el tributo salió del mayor esfuerzo de trabajo y de explotación de los indios a lo cual los obligaron los violentos caciques que para agradar a los clérigos no tuvieron escrúpulos en agotar hasta la última energía de los nativos. En el archivo histórico de Ipiales se encuentran documentos de reclamos y demandas sobre tierras de los Cuasmayanes de Males, inclusive sus herederos seguían reclamando hasta principios del siglo XX.

 

Producción ganadera en las haciendas de Puerres

Parece ser, que durante todo el periodo colonial, la presencia española imprimió el carácter ganadero a la región, dada la cercanía a zonas mineras, lo cual para grandes, medianos y aún pequeños productores implicaba tener un mercado seguro para la venta de los ganados y sus derivados. La segunda mitad del siglo XVIII, viene a representar la culminación de la tradición ganadera, en manos de criollos y ligada a la gran propiedad terrateniente y eclesiástica.

En el periodo 1754-96 la actividad ganadera era predominante, en las tierras acaparadas por las familias propietarias y por la iglesia, cuya producción estaba destinada a abastecer el mercado minero de las zonas de Barbacoas, Yascual y Samaniego, como también la venta directa en los mercados de Quito y Pasto, y a los intermediarios. Así mismo proveía el consumo interno de la provincia mediante el establecimiento de tiendas para la venta de carne fresca, seca y quesos, cuyos precios se fijaban en la puerta, que realmente eran elevados para esa época. Esta forma de comerciar se extendió hasta principios del siglo XX; en Puerres se salaba y secaba la carne de res y de cerdo para trasportarla en recuas a Barbacoas y Tumaco. Personas mayores refieren, que para el largo viaje llevaban de alimento harina de cebada tostada, mezclada con dulce, que la llamaron «Aco’; en las fuentes de agua que encontraban en el camino, lo mezclaban y mientras tomaban el alimento, descansaban las bestias. (Relato: Adenias Moreno. Puerres,1960).

Producción agrícola en las haciendas de Puerres

La producción agrícola de los Pastos se limitó al cultivo del maíz de origen indígena; habían otros cultivos que estaban en proceso de declinación como la quinua, mashua o añu, la oca y el ulloco. En las regiones altas se cultivó la papa y la arracacha (zanahoria blanca). El ají parece ser que no lo cultivaron los Pastos por razones climáticas sino sus vecinos los Quillacingas La escasa sal que encontraban, era utilizada mezclada con el ají. Es probable que los indígenas al huir hayan ocultado la sal, preciado articulo para ellos que la obtenían a partir de la cocción del agua salobre y que los españoles aprendieron su sistema de elaboración. (Garcilaso de la Vega)

La producción agrícola en la zona de Puerres, Funes y Males en siglo XVI era variada y abundante; cultivaron cebada, trigo, maíz, papa, fríjol, habas, ullocos, ocas, quinua, tres variedades de calabazas, y hortalizas especialmente el nabo y el paico. El maíz no solo sobrevive sino que se convierte en un elemento nutricional fundamental, incluso para las poblaciones españolas, por su riqueza en hidratos de carbono y calorías. Aunque más tarde los españoles encomenderos dejaron de comer pan de maíz para cambiarse al de trigo puesto que el cereal también fue abundante. Los árboles frutales como el capulli, el motilón, los lulos, los mortiños y las piñuelas, aunque las consumían, no fueron valorados en su poder alimenticio por los nativos. Los Pastos domesticaron cuyes y pequeños perros, eran los únicos animales domésticos que complementaban la dieta alimenticia. Valiosa información se tiene de la caza de venados, conejos silvestres y aves que aportaban proteínas como complementación a su alimentación de carácter herbáceo.(Cieza de León)

La propiedad fue comunitaria al cacicazgo antes de la llegada de los españoles y los productos eran repartidos por los caciques, pero años mas tarde la propiedad agrícola se concentraba en pocas manos de criollos blancos y mestizas que tenían sus mercados en el pueblo mismo y fuera de él como Pasto e lpiales.

Al principio de la colonia la mano de obra era indígena, campesinos, blancos sin tierra y pequeños propietarios que trabajaban a préstamo para que el trabajo sea devuelto cuando sean requeridos. La contratación era directa entre el trabajador y el terrateniente; el trabajo era pagado en especies agrícolas en tiempo de cosechas y en dinero que le servía para pagar los tributos.

Después de 1830 hay un cambio radical por cuanto los indígenas han desaparecido y las tierras se entregan a los colonos que fueron soldados en la Independencia los cuales generalmente procedían de haciendas y su conocimiento era de tipo agrario; así aparecieron nuevos propietarios y la tierra se fue valorizando.

La agricultura también era practicada por las comunidades indígenas en zonas de resguardos, conservaron las relaciones de producción comunitaria para autoabastecerse, desligándose de la producción ganadera y minera. La relación estuvo dada por la explotación deI trabajo indígena económica y políticamente por los tributos que debían pagar tanto a la Corona, como a los organismos locales.

Las técnicas e instrumentos de trabajo eran similares sobre todo cuando fueron aculturizados por los españoles; sólo variaban los mecanismos de uso; por ejemplo entre ellos se prestaban o arrendaban las yuntas de bueyes, las rejas y las recuas. Una de las formas más conocidas para la siembra de papa en tierras vacantes era la cortar el potrero en tajos y virarlo para que el pasto se pudra y sirva de nutriente a la semilla.

 El comercio de los mindalaes puerreños

Los Pastos tenían verdaderos mercados en el Valle de Ciscala, en Esmeraldas, a donde acudían de las demás provincias por tratarse de una población segura para el comercio, y todavía los indios mercaderes conocidos como MINDALAES recorrían grandes distancias para hacer trueque, como debió hacerse desde el siglo IX

Los Pastos fueron muy dedicados a la agricultura, a las artesanías y al comercio; suministraban a sus vecinos mantas y productos alimenticios lograron adaptar los cultivos a diferentes pisos térmicos proporcionándoles una gran variedad de alimentos y los excedentes los ponían en circulación por vía de intercambio.

Los mindalaes de la región de Puerres debieron preocuparse por conseguir la sal; este artículo era escaso y costoso; se comerciaba con la región de Salinas en tierra de los caranquis, hoy provincia de Imbabura cerca del Chota. Los naturales de las regiones lacustres recogían aguas salobres y hacían grandes hogueras, ponían en ellas grandes ollas en que cocían el agua hasta que menguara la cantidad y luego con la experiencia que tenían la cuajaron convirtiéndola en panes de sal para poderla transportar. (Cieza de León)

Hasta hoy, en la localidad de Salinas, provincia de Imbabura, se cocina la sal y el procedimiento es el siguiente:

a. Se recoge la tierra salina

b. Se confecciona una estructura de chaguarquero en cuyo fondo se pone arena. Se deja, debajo, espacio para colocar un depósito que recogerá el líquido que destile.

c. Se echa tierra salina encima y se apisona con fuerza.

d. Se echa agua del riachuelo  

e. Se espera dos horas o más hasta que filtre y llene las tinajas puestas debajo

f. Con «pilches» (media calabaza), sacan en agua que llevan a una casita que llaman «cocina de la sal» y la llenan en pailas.

g. Se pone a hervir durante una hora, hasta que se evapora toda el agua.

h. De la masa caliente que queda se hacen a mano dos formas de masa.

 

1. Una vez moldeadas a mano, se ponen sobre el suelo, en hileras, paradas se les esparce por encima brasas del fuego para que se sequen totalmente. Aprendido de sus antepasados don Segundo Anangono Maidonado y don Juan Rivadeneira trabajan en esta antiquísima actividad productiva; hoy en día es llevada a los mercados de lbarra para alimento de ganado.

Es posible que este mismo procedimiento se haya efectuado en algún pueblo más cercano a los Pastos; Cieza de León habla del «Pueblo de sal» en territorio del Patía pero también habla de escases de la misma en la tierra de los Pastos y si tenían alguna porción la mesclaban con ají y la escondían. Pues no se sabe como hicieron para pagar el tributo de dos panes de sal a los encomenderos. (Jijón y Camaño, 22 de agosto de 19:6)
 
La educación, ética y cosmovisión de los pastos de Puerres
 
Educación
Aunque los cacicazgos de Puerres, Canchalas y Tescuales tuvieron problemas por las tierras siendo autónomos, siempre mantuvieron unidad en la educación y la religión que fue común a todos los pueblos Pastos
 
La educación se basó en la solidaridad social de sus miembros; iniciando su proceso de formación hacia el interior del hogar y de su entorno y progresivamente se va proyectando hacia el exterior de tal manera que de preámbulo de la participación,  autogestión y autodirección, juegan un papel esencial en el desarrollo del hombre individual y en función de sus semejantes. Cada cacicazgo tenía tradiciones, costumbres y principios éticos que se convirtieron en códigos apropiados de identidad, trabajo, organización, autoridad y reciprocidad; de este modo las comunidades interactúan según estén configuradas socialmente entre si (Pedro Verdugo Moreno. Histona de la educación en Colombia U Narino 1995)
 
En el procedimiento de socialización para educar a los indígenas participaban los ancianos, éstos escogían la pareja para casarse, los sistemas productivos a seguir, intercambios y normas a obedecer. Este papel de los ancianos lo asumían quienes sobresalían por su erudición, capacidad de introducir cambios, liderar y orientar a la comunidad; así se forma la dualidad, experiencia, sabiduría; el ejercicio de la autoridad, de la educación y dirección de la comunidad recaía sobre los caciques, curacas y los shamanes (Pedro Verdugo M. Unar.1995)
 
Los shamanes eran figuras sobresalientes de la colectividad responsables del culto religioso, del coloquio con los dioses a quienes pedían la atención de su pueblo, la curación de enfermos y el bien estar en labores y cosechas. EI principio de potestad que conducía el proceso de educación de la juventud, recaía en los ancianos, los shamanes y los curacas quienes representaban en últimas, la sabiduría, experiencia, valor y poder. Estos notables eran un grupo privilegiado a los que se pagaba impuesto y tenían derecho a la servidumbre y a esclavos. (Pedro Verdugo M. Unar. 1995)
 
En la educación la sociedad era participante en los procesos de transferir y simbolizar, los actos y ritos religiosos, los mitos generalmente los relacionaban con la cosmogonía, manutención y vida cotidiana. Los ritos se  utilizaron con fines de índole muy práctico: curación de enfermedades, obtención de buenas cosechas, tener comida abundante, resolver roces personales, fomentar la siembra de árboles; sus intervenciones sagradas religiosas y el acercamiento con los espíritus se manejaban para favorecer la agricultura, distinguir las épocas de lluvia, cosecha y siembra fundamentalmente el maíz (Pedro Verdugo M. Unir 1995)
 
En la comunidad indígena de los Pastos predomino la educación basada en la tradición oral y en el ejercicio usual de formarse repitiendo y haciendo, así los menores se adaptaban no sólo a los conocimientos mínimos para la subsistencia, sino a los aspectos particulares de su medio natural y de su comunidad. Aun se observa que los menores, juegan papel importante en el trabajo del campo, en las actividades domésticas y haciendo mandados. La obediencia y sumisión son sus valores fundamentales. Aunque en la clase dirigente indígena también enseñaron como valor principal de orgullo el «capricho» que se puede semejar a tener personalidad y carácter. Por ejemplo: Adán Carlosama en Puerres siempre repetía: «muchacho, hay que ser de capricho» cada vez que se refería a cumplir un compromiso o un propósito.
 
La educación de las mujeres, al parecer estaban destinadas esencialmente a ser madres, servir en el hogar, cocinar y tejer; al nacer una niña, era común las expresiones. «nació una cocinerita o una compañerita», sin embargo también las encontramos vinculadas en un alto porcentaje a las actividades agrícolas, artesanales y, comerciales, especialmente en los tan-gueses o mercados, los procesos de continuidad histórica nos muestra a las claras esta realidad femenina.
 
En las comunidades primitivas Pastos predominaron modelos de educación, prácticas, imitativas e integradoras para difundir los conocimientos, pautas, valores y costumbres de cada comunidad. No existían instituciones escolares ni maestros, pero, existían ancianos y chamanes en condición de maestros, incluso se sabe que había talleres artesanales para la producción y la enseñanza como el proceso de elaborar la cerámica los tejidos y las practicas agrícolas
 
Finalmente, se manifiesta, que la ineludible invasión española cortó de un tajo la habitual evolución histórica de los pueblos comunitarios, cortando sus demostraciones culturales, educativas, sus creencias hábitos y valores, criterios, cultos religiosos, formas y relaciones de producción y coexistencia propias de la colectividad indígena. (Verdugo Moreno Pedro. Historia de la Educación en Colombia Módulo 1, Unar 1995).
 
Ética de los Pastos Puerreños: El amor a la verdad.
La ética no se limita, como algunos han pretendido, al estudio socio-histórico de la moralidad. Al intentar fundamentar la bondad de las conductas, la ética se vuelve una disciplina normativa. Trata de establecer en qué consiste el valor de bondad que atribuimos a determinadas conductas. Y cuando lo hace simultáneamente establece una contraposición entre las conductas buenas y las malas, imponiendo el consiguiente deber de seguir unas y evitar otras, la ética no crea la moral, se encuentra con ella y la estudia. En este caso se trata de analizar las formas concretas de comportamiento moral de los Pastos en su origen y razón de ser en sus actos, actitudes, expresiones, conciencia y valores, citadas en los temas de educación y cosmovisión. De tal manera que se hace referencia a una síntesis de la moralidad da estas comunidades que al final constituyen los principios éticos.
 
Los Pastos manejaban un código ético que enseñaban los padres en el hogar y que estaban obligados a practicar permanentemente. este se resume así:
– Honor: el amor a la verdad y el desprecio por la mentira.
– Rectitud: cumplir con la palabra empeñada.
– Cooperación y Solidaridad: ayuda mutua a través de las «mingas” y entejes
– Alteridad: conocimiento del otro para la comprensión
– Justicia: derecho de equidad, penas y castigos
– Tradición: Trasmisión de ritos, costumbres de padres a hijos.
– Autogestión: Administrar sus propias obras: caminos, puentes y viviendas
– Trabajo: Esfuerzo humano aplicado a la producción
– Autoridad: reconocimiento la autoridad cacical
– Reciprocidad: Correspondencia mutua entre personas y familias
– Obediencia y sumisión: Cumplir la voluntad de quien ordena
– Identidad: No ser falso, no ser hipócrita, no tener dobla moral.
 

Cosmovisión de los Pastos Puerreños

 Se pretende sintetizar lo cosmológico y lo cosmogónico o sea primero demostrar la existencia de una divinidad que deriva del hecho de que existan las cosas, la serie de causas que llevaron a concluir que la diosa-madre era la tierra y el dios padre era el sol y que la luna sería como la hija de los dos.

Todos los pueblos primitivos crearon cosmogonías deduciendo la creación del mundo de la menor cantidad de elementos posibles o de un solo principio material, como el agua, la tierra, el aire, el sol o la luna.

Las religiones primitivas inventan un vínculo entre el hombre y las fuerzas superiores. En ellas los dioses rigen a los hombres. El origen de muchas religiones siguen siendo un misterio, como lo son los dioses naturales: tierra, luna y sol de los Pastos.

La religión sanciona el nacimiento y la muerte, la boda, la guerra o la fiesta de la siembra y la cosecha; confiere su sello a la comunidad familiar o la soledad del marginado. La vida religiosa ha desarrollado en el curso de los milenios un lenguaje formal propio. De la distribución de los alimentos por parte del cacique surgió por ejemplo el sacrificio ritual. Cuanto más se había ofendido a la divinidad, mayor tenía que ser la ofrenda. En épocas de largos veranos llegaron a ofrecer sacrificios humanos y el holocausto de los propios hijos.

En la meditación, hondamente vivida, alcanza el hombre el grado más elevado de conciencia y en la oración busca la comunicación personal con el poder superior que dirige su vida, así no sea el Dios traído de los conquistadores, pues, la deidad de los Pastos es un dios cercano, familiar y perceptible a los sentidos y a la razón el cual lo llamaron “Pacha mama» o «madre tierra» y que despreciablemente fue llamado «demonio» por Cieza de León que agrega:

«De los Pastos algunos hablan con el demonio. Cuando los señores mueren les hacen toda la honra a ellos posible, llorándolos muchos días, y metiendo en las sepulturas lo que de otros tengo dicho. Hay entre ellos una costumbre, la cual es, sogún a mí me informaron, que si muere alguno de los principales de ellos, los comarcanos que están a la redonda, cada uno da al que ya es muerto, de sus indios y mujeres dos o tres, y llévanlos donde está hecha la sepultura, y junto a ella les dan mucho vino hecho de maíz; tanto que los embriagan; y viéndolos sin sentido, los maten en la sepultura para que tengan compañía al muerto. De manera que ninguno de aquellos bárbaros muere, que no lleve de veinte personas arriba, en su compañía. Y sin esta gente, meten en la Sepultura muchos cántaros de su vino o brebaje y otras comidas».
 
“ Yo procuré, cuando pasé por la tierra de estos indios, saber lo que digo con gran diligencia, inquiriendo en ello todo lo que pude y preguntó por qué tenían tan mala. costumbre, que sin las indias suyas que enterraban con ellos, buscaban más de las de sus vecinos. y alcancé que el demonio los parece espantoso y temeroso y les hace entender que dan de tornar a resucitar en un gran Reino que el tiene aparejado para ellos, y para ir con más autoridad echan los indios e indias en las sepulturas». (Cieza de León pág 386,párrafo 61, Colección Pendoneros libro No 14)
 
Esta creencia en la vida de ultratumba, que les sugiere “el demonio”, alude, indudablemente, a un elaborado sistema religioso mediante el cual, seguramente, intervenían shamanes en esta transmisión de la voz de la deidad y de sus creencias fundamentales.
 
Alusión clara a las oraciones y súplicas que dirigían a sus divinidades, no se sabe, pero es evidente que estas manifestaciones constituyen una prueba irrefutable no solo de creencias religiosas, sino también de expresiones rituales concretas. Según Cieza no vio entre ellos construcción alguna que él pudiera atribuir por analogía a los templos, capillas, santuarios o edificios adaptados para el culto, como él conocía en la tradición religiosa española a una función específicamente religiosa. No observó, en consecuencia, forma alguna de «culto público». Pero había, indudablemente, formas de «culto privado”, a nivel de la familia nuclear, expresado en la veneración de ídolos o figurillas que han sido encontradas en sus sepulcros. El solo hecho de suplicar a sus deidades «hablar con el demonio», es signo inequívoco de posesión de creencias bien definidas. (Cfr. Hernández de Alba Gregorio, 1963: 935)
 
El vino de maíz con que los embriagaban, era la chicha, llamada por los quichuas aka o azua. Con respecto al número de víctimas que se sacrificaba al fallecimiento de alguno de ellos, la arqueología ha aportado pruebas contundentes. Al parecer en la región de Puerres estos rituales no se efectuaron por ser cacicazgos menores (Porras y Piana, 1975:142)

 

En las creencias de los Puerres, Canchalas y Tescuales mediaba el hechicero entre el hombre y los espíritus que indicaban la voluntad y aseguran la ayuda de los dioses.
Las danzas rituales caracterizan a todos los pueblos primitivos de los Pastos, los vecinos danzantes de Males talvez son los que más renombre han alcanzado por las investigaciones que se vienen adelantando, Los Puerres, Canchalas y Tescuales tuvieron la danza de la siembra, la danza de la cosecha y la danza de la fecundidad que terminaban invariablemente en la danza de la «Chicha». En esta oportunidad el cacique compartía una tutuma de chicha con el más humilde de los indios de los que Cieza de León llama de «malas cataduras» y los incas llamaron «gente vil», al parecer a estos les Impusieron como castigo el tributo de llenar en canutillos piojos para que no se dejasen morir comidos de ellos, (Garcilaso de la Vega, C, Pendonsros No. 15). Al fin de cuentas el cacique tiene la irradiación mágica más fuerte y por eso es necesario tenerlo cerca pero no tocarlo porque es peligroso, es tabú.
 
Para ellos todo lo que no se comprende tiene espíritu y vida. No solo los hombres, animales y plantas, todas las cosas están cargadas de una fuerza vital, están animadas y pertenecen a una correlación viva. El hechicero puede intervenir después de tomar una pócima de «Yajé» combinada una pequeña dosis de guanto y cocaina (Oviedo Armando, entrevista 1996) y decir una cuantas palabras mágicas que invoquen a los dioses. Acto que todos los hombres no lo pueden realizar sino solamente los elegidos; digamos curar una enfermedad, alejar los malos espíritus o atraer la caza. Esta última era tan importante como las anteriores; así Cieza de León y Garcilaso afirmen que a los Pastos no les gustaba la carne y que cuando se los presionaba a comerla decían que no eran perros. Hay rastros de que los Puerres y Tescuales se asentaron a orillas de las lagunas para cazar aves emigrantes como patos, y venados que llegaban a tomar el agua. También casaban dantas en la cordillera central; todavía se mantiene la tradición de la caza de danta. En épocas de cosechas abundaban las perdices y palomas torcaces (tradición oral); la ausencia de la pesca en las lagunas fue notada por varios cronistas; siendo la excepción una especie llamada «preñadilla» peces de un tamaño entre diez y quince centímetros las más grandes.
 
Los cultos de la fecundidad ocupan un importante espacio entre los Pastos. Estos actos mágicos tienen por objeto asegurar al hombre, animales y plantas la fecundidad de que depende la propia subsistencia. Se han encontrado en las tumbas funerarias a escasos 500m. de la población de Puerres, elementos de cerámica con figura de órgano genital masculino de 38 cm. de longitud por 2.8 cm, de diámetro que observados rápidamente dan la impresión de ser flautas, los guaqueros los llaman «masturbadores»(Epaminondas Oviedo, Segundo González, Antonio Benavides, Alonso Arteaga). Pero si se analizan detenidamente, estos «masturbadores», son elementos ceremoniales de la fecundidad. En la cultura de los Pastos la fecundidad de la tierra dependía de la fuerza viril del cacique. Había una cohabitación ritual, encargada de propiciar la fecundidad, es posible que estos elementos hayan servido para romper la virginidad de alguna doncella que en representación de la diosa tierra y que su sangre fuera esparcida por los campos para provocar la fertilidad de la tierra. Al abonarla, hace que broten mejores plantas de maíz y el hacer un coito ritual con el curaca o el cacique, obliga a la tierra misma a ser fecundada.
 
En la región de los Pastos y de igual manera entre los pueblos del área de Puerres se han encontrado cerámicas que representan a llorones con la boca abierta y que los guaqueros llaman «gritones». Existían rituales para llamar el agua en tiempo de sequía. Está demostrado que esta región ha padecido sequias desde hace 15.000 años entre los meses de junio a septiembre. Se desconoce la forma del ritual, pero, es probable que se haya derramado agua sobre ellos, para que el cielo hiciera lo mismo cuando estos gritaran al firmamento y sus lágrimas mojaran el suelo; del mismo modo que lo hacían otros pueblos primitivos.
 
Los Pastos coexistieron simbióticamente con la naturaleza: la energía solar, el agua, el aire y la tierra se integraban en un todo con los hombres para el natural y común disfrute. La tierra era la máxima expresión de unidad y convivencia. La madre tierra, no era una simple unión de términos, lo era todo ya que de ella provenía todo y a ella retornaba. (Carlos Pantoja Revelo, Macrovisión, Geográfica, Ecológica y Demográfica de lpiales, lpiales 1987).
 
Cieza de León asegura que los Pastos invocaban al demonio; esto sólo puede ser una apreciación particular en su esquema mental cristiano. Su apresuramiento de viajar hacia el Perú como reportero en 1547 no le permitió analizar los ritos con más profundidad. En cambio el «Inca» Garcilaso de la Vega relata que tanto los Quillacingas como los Pastos, solían rezar a su dios: «hablar con el demonio», quien les prometía que después de muertos volverían a vivir en un reino de todo deleite que él tenía aparejado para ellos. Pero Cieza dice:» Dios nuestro Señor sabe por qué permite que el demonio hable a estas gentes y haya tenido sobre ellos tan gran poder»; Después describe el entierro de caciques y principales, mujeres, siervos y adictos se sacrifican de buena gana para así acompañar a su señor al paraíso. (Garcilaso de la Vega, Comentarios reales de los Incas primera parte. Colección Pendoneros, No. 14)
 
Los Pastos integrados en forma natural al hábitat de la tierra, se ajustaron con las leyes que prevalecían en las fases lunares y disfrutaron sus influjos benéficos en la producción agrícola e hicieron de la luna el núcleo de sus exteriorizaciones anímicas y culturales. Aquellos saberes comunicados oralmente fueron permanentes y cotidianamente trasmitidos a nuestros indígenas-campesinos
 
Los Pastos fueron conductores de una sabiduría lunar, por eso la representaron en diferentes y hermosas piezas de orfebrería para atuendos corporales como la media luna en la nariz y otros componentes de utilería. De ahí el significado de Quillacingas: Quilla=Luna, Inca= señor, dada a aquellos por los incas. Por eso no es raro que aún en la región los campesinos, sufran, gocen, siembren, poden y trasplanten bajo los efectos «milagrosos» de la luna. Muchos estados anímicos y hasta rasgos físicos son atribuidos a la «luna tierna» o en general a la «mala luna”. (Carlos Pantoja Revelo, Macrovisión, Geográfica, Ecológica y Demográfica de Ipiales, lpiales 1987).
 
En la mayoría de las vasijas Tuza encontradas en la «Loma de el Chorreado» junto a la actual población de Puerres se observa una estrella que los Pastos de lpiales denominan. «El Sol de los Pastos». Esta estrella de ocho puntas puede ser interpretada como una estrella de cuatro puntas dobles. En cada una de estas representaciones, la estrella se encuentra encerrada dentro de un aro de animales, personas y casas, esta rodeada por una estrella más grande de puntas dobles, o se encuentra rematada por una procesión de hombres con estacas, talvez jefes o chamanes. Estas vasijas que incluyen a seres humanos o edificaciones, representan a estos motivos de distintos tamaños o estilos. Las casas están acompañadas de animales o de distintas clases de seres humanos dentro de sus paredes, mientras que los individuos pueden distinguirse por sus tocados o su indumentaria.
 
Los dos aros exteriores y los motivos centrales pueden representar una comunidad Pasto con sus distintas parcialidades o secciones, y posiblemente sus niveles sociales. Allí están arreglados en un circulo de acuerdo con la forma de la vasija, pero la forma circular también podría estar de acuerdo con un sistema rotativo. Quizá los dibujos duplicados en las paredes exteriores e interiores representen la organización de secciones y parcialidades.
 
El proceso de administración y organización social

 

«Los pueblos de todo esta corregimiento tenían antiguamente en cada pueblo o parcialidad su cacique que los gobernaba a manera de tiranía, porque el que más podía y más valiente era, ese tenían por señor y lo obedecían y respetaban y pagaban tributo; y los indios no tenían cosa alguna más de lo que el cacique los quería dejar; de manera que era señor de todo lo que los indios poseían y de sus mujeres e hijos e hijas, y servianse do todos ellos como si fueran sus esclavos…» (Paz Ponce de León 1582/1965: 236)

Los Pastos tenían un control político descentralizado con capitanías y estrecha relación con los mindaláes (Salomón y Rappaport). Los niveles de jerarquía en las comunidades indígenas de Cumbal e Ipiales hoy siguen siendo como antes y están estrechamente relacionadas con los cominios territoriales.

Los cacicazgos se componían de una serie de parcialidades extendidas en una sucesión de franjas, que se subdividen a su vez en secciones organizadas de acuerdo con los mismos principios. Los Puerres, Canchalas y Tescuales a mediados del siglo XVI, eran parcialidades de los Chapales; al parecer, los Tescuales y Canchalas antes de la llegada de los españoles lo eran de los Males; sus tradiciones lo señalan, pues, no hay suficiente claridad por cuanto la tradición oral los ubica a los Canchalas como parcialidad Quillacinga; hecho que no es demostrable por no existir documentos o rastros arqueológicos característicos. Estos erróneos datos fueron expresados por los Rodríguez al profesor Manuel de Jesús González y éste a sus discípulos a fines del siglo XIX; versión que ha llegado a esta época. Las investigaciones históricas desmienten esta versión porque en todos los documentos de tasaciones españolas, aparece Canchala primero como parcialidad de los Chapales y posteriormente en las listas de las parcialidades de los Pastos.

Rappaporth indica que las parcialidades estaban formadas por franjas que a la vez se subdividían en secciones; documentos prueban que la parcialidad de Puerres se subdividía en secciones de: El Llano, Yanalé, Maicira y las Tulpas: no se encuentran subdivisiones de Canchalas y Tescuales.

Las listas de subdivisiones de las comunidades coloniales con el tiempo tienden a seguir un orden jerárquico estricto. Los Pastos actuales como los de Cumbal e Ipiales siempre citan sus secciones en orden riguroso, recalcando el sentido jerárquico que domina su territorio y su vida política tal como los hacían en el periodo colonial, según los documentos existentes. (Censo de Ipiales 1722,ACC/P 1722,sig.3031;ADA/S 194(-1943)

Los caciques del siglo XVIII que contribuyeron a elaborar el título de los resguardos, trazaron sus linderos orientándose en una dirección que corresponde a la jerarquía de las secciones contemporáneas, comenzando por el norte, siguiendo hacia el sur occidente y terminando en el sur oriente. Los caciques de Puerres, inician nombrando las secciones por las Tulpas en el norte, Maicira, El LLano, Yanalé, Canchala, Chitamar, al centro y Tescual, Loma Larga y Loma Redonda al sur. (Notaria Printera de Pasto,1908). Funes también menciona a las Tulpas como la última sección. Esto provocó un litigio fronterizo entre el cabildo de indígena de las Tulpas con el corregidor Modesto Rosero de Puerres y que se resolvió a favor de éste último en 1881 cuando se crea el Municipio de Puerres. (Archivo Histórico de lpiales, caja 4)

El análisis de las normas matrimoniales, especialmente en las familias de los jefes, nos lleva a vislumbrar que la posición cacical pasaba necesariamente de sección en sección con los miembros de familia que se casaban por fuera. La mayoría de las listas de tributos no se prestan para el análisis; no siempre mencionan a las hijas casadas por fuera y tampoco especifican la comunidad de origen de las mujeres. La mayoría de las parcialidades y secciones de donde se originaban los hombres podían ser identificados por los apellidos, lo que no se puede hacer con las mujeres, pues, sus nombres los heredaban bilateralmente, y las mujeres heredaban los suyos de sus madres. Puesto que eran criadas en las comunidades de sus padres, los apellidos maternos son de poca utilidad para establecer comunidades de origen. Sin embargo, las numeraciones ocasionales, dan suficiente información para establecer sus preferencias matrimoniales y patrones de residencia.

No es de sorprenderse que el poder de los jefes pasara de una sección a otra, dado el alto grado de exogamia y la residencia virilocal. El cacicazgo no siempre pasaba, de padre a hijo. A veces la sucesión de poder pasaba por la línea femenina, como lo demuestra la figura. Esto significa que cuando el cacicazgo era heredado de la madre, o de un padre que residía en el territorio de su esposa, la posición de jefe también era asumida por una nueva unidad territorial, ya fuera sección o parcialidad.
 
 

Las formas de organización política de los Pastos fueron duales y tripartitas y se encontraban en todos los sistemas jerárquicos y unían a las comunidades descentralizadas.

La coexistencia de los métodos duales y tripartitas de la organización del mundo se encuentra muy bien documentada para Sur América (Zuidema 1964; Lévi-Strauss 1967) mientras que las estructuras partidas atravesaban otros sistemas de unificación de las comunidades descentralizadas de los Pastos, existía un método tripartita interno de estas unidades políticas; gobernadas por diferentes niveles sociales.

En Miraflores María Victoria Uribe y Roberto Lleras describen lo que ellos denominan una jerarquía social (Protopasto), representada por medio de prácticas fúnebres. Encontraron en el centro entierros dispuestos en círculos concéntricos. Las tumbas más profundas se encontraban en el centro y eran de individuos que habían sido enterrados con mujeres y sirvientes, acompañados de ofrendas de docenas de piezas de oro, cerámica y conchas marinas. Al alejarse del centro, encontraron entierros aun nivel más superficial con ofrendas menos valiosas.

En la periferia del cementerio, había un arco de tumbas individuales de poca profundidad y sin ofrendas. Los arqueólogos creen que la tumba del centro eran de caciques, que las tumbas siguientes eran de comerciantes, y que las últimas eran de plebeyos. En el cementerio, sin duda vemos reflejada la organización aldeana ya que los residentes precolombinos de Nariño enterraron a sus muertos debajo de sus casas. Así vemos como en el espacio físico de las aldeas Pasto está representado uno de los principios de la organización general de las relaciones sociales.

Parece ser que todos los Pastos tuvieron la misma organización tripartita, por cuanto en la vereda la Hacienda de Puerres en la finca el Manzano de Lizandro López se ha encontrado un cementerio ce iguales características excepto que las ofrendas en oro fueron muy escasas. (Felipe López 1976,1995)

Circulos concéntricos y formas de los cementerios