El petróleo en Colombia
Después de la Guerra de los Mil Días, estaba viviendo el país momentos críticos en la estructura económica, política y social. Bajo esta situación, la conveniencia de los partidos tradicionales fue establecer la paz y la estabilidad mediante la consecución de una expansión económica para recuperar el deterioro de las guerras civiles. Con este propósito en 1904 el general Rafael Reyes fue llevado a la presidencia. Reyes era práctico realista y de negocios, llegó a acertar en muchos proyectos que beneficiaron a la nación.
Sin embargo, en las consecuciones del petróleo, se podría decir que fue el principio del actual fracaso de la economía colombiana.
En 1905, las primeras concesiones a Roberto de Mares, en Barrancabermeja, y Virgilio Barco, en el Catatumbo, carecían de recursos económicos y técnicos para la explotación petrolera. Sus intenciones parece que fueron venderlas a compañías extranjeras: Roberto de Mares vendió su concesión a una firma de Pittsburg, la Tropical Oil Company, la que a su vez vendió a la Standard Oil de New Jersey del grupo Rockefeller. Del mismo modo, Barco en 1917 vendió son concesión a COLPET (Colombiana de Petróleos) que trabaja con el 75% de acciones, que pertenecían al grupo Morgan.
Lo anterior indica que ante la incapacidad económica y técnica de Colombia para explotar el petróleo, los Estados Unidos aprovecharon mediante una indemnización de 25´000.000 de dólares por la separación de Panamá, con el fin de ablandar al gobierno que estaba enfadado por la separación y con el propósito exclusivo de operar en las explotaciones y exploraciones del petróleo.
Es así como en Colombia entraron las tres grandes compañías extranjeras que han desempeñado el papel protagónico en la explotación petrolera, son ellas: la Standard Oil, La Texas y la Shell. Desde luego ha habido otras, pero que simplemente son disfraces de las mismas compañías anteriormente mencionadas.
TEXAS PETROLEUM COMPANY
La actividad exploradora de la Texas entró en territorio de Nariño y Putumayo, a realizar estudios de factibilidad en 1945, por cuando ya se había difundido la existencia del petróleo en el Putumayo por los mismos caucheros que salían o entraban al Amazonas.
Don José Peñafiel, oriundo del municipio de Puerres, cuenta haber servido de guía y acompañante de los norteamericanos en la búsqueda de los pozos de petróleo en las estribaciones de la cordillera Oriental, al occidente del Putumayo.

En la ciudad de Ipiales, en el hotel de Pastor Viveros se encontraron Mr. Maguil y José Peñafiel, el segundo es comprometido por el primero para que los acompañe después de 18 días con doce peones más en la búsqueda de los pozos de petróleo.
Para realizar esta expedición, el norteamericano se aprovisionó de los elementos más necesarios que se puedan utilizar en una campaña de esa magnitud (cuando sólo existía una trocha para llegar a Monopamba). Según Mr. Maguil, permanecería por varios días. Dándose cuenta que los acompañantes eran de precarios recursos, resolvió pagarles por anticipado algún dinero. Situación por la cual surgió desconfianza y comentarios por cuanto pensaron que era para llevarlos a la Segunda Guerra Mundial que se desencadenó en Europa (1945). Sin embargo, no faltaron hombres valientes y aventureros que se ofrecieron para acompañar a los expedicionarios del petróleo.
El 24 de diciembre, Mr. Maguil, José Peñafiel y los doce peones desde la población de Puerres, muy de madrugada empiezan la travesía de la cordillera. El mismo día pensaron descansar en unos pequeños ranchos de don Manuel Chapuel, pero como el guía explicaba que de ahí no quedaba muy distante, decidieron avanzar hasta Monopamba para albergarse en la casa de doña Sixta Coral. El guía muy amigo de la profesora Anita Paz, aprovechó las festividades del Niño Dios que se realizaban en la escuela para presentar al gringo, quien sacó un puñado de dinero en colaboración a la fiesta y en agradecimiento a la atención.
Por su vejes y las dificultades del camino, Mr. Maguil comprendió que no podía continuar avanzando. Regresaron a Puerres y don José Peñafiel relató que el gringo procedió a Pasto.

La construcción del oleoducto
En 1967, en el periodo presidencial de Carlos Lleras Restrepo, se irrumpieron vuelos constantes de helicópteros sobre la zona que actualmente está extendida la red del oleoducto Trasandino.
Los trabajos de dicha instalación petrolera empezaron a comienzos de 1968, cuando repentinamente las deficientes carreteras municipales (San Juan – Puerres y Alto Tescual) y calles de la población, fueron invadidas por maquinaria pesada, que era transportada en carros de cuatro y cinco ejes. En la plaza 15 de agosto se interrumpieron sus labores de ferias dominicales para ser ocupada por materiales y cientos de tubería metálica para la instalación del oleoducto que construyó la Texas Petroleum Company en manos de su similar, la Hannibal. El estridente y escandaloso ruido de las compañía constructora, haciendo gala de su tecnología sofisticada de la época y con maquinaria pesada por aire y por tierra, descuajaba montañas y valles sin piedad y sobreponiéndose a todo lo que encontraba a su paso, sin importar el precio. Con la mayor facilidad que imaginación alguna podía concebir, se instaló el oleoducto trasandino de Orito (Putumayo) hasta Tumaco (Nariño). Es considerado como el más alto del mundo y transporta diariamente unos 15.000 barriles de petróleo aproximadamente, en una tubería que varía entre 12 a 19 pulgadas de diámetro, según el declive del terreno.
Al llegar al municipio de Puerres, una compañía como la Hannibal para construir al oleoducto trasandino, casi todos los campesinos, exceptuando las mujeres, los niños y los viejos, abandonaron sus parcelas para emplearse en la construcción del oleoducto y la carretera.
En un principio se pagaba salarios justos, como nadie estaba acostumbrado a recibir tanto dinero por salarios, empezaron a despilfarrarse en licores, en gastos innecesarios y suntuosos. Al tiempo que se empezaba la construcción del oleoducto, gente llegada de otros lugares del país, con costumbres totalmente diferentes, todos en busca de dinero, unos como empleados de la compañía y otros para montar negocios de toda índole que cambiaron las sanas y buenas costumbres de la región, por extravagantes, exóticos hábitos y usos que caracterizaban la perturbación moral de la población.
Los habitantes de Monopamba cuando estos eran caucheros, conocían desde 1898 que existía en los terrenos del Bajo Guamuez un yacimiento de Petróleo, sin embargo, el Gobierno Nacional no poseía recursos para su remoción y resolvió dejar que las compañías estadounidenses lo extrajeran. Solo hasta 1945 la Texas inició los estudios de factibilidad y los puerreños sirvieron de guías a los norteamericanos, quienes se desplazaron por la ruta Ipiales – Puerres – Monopamba – Orito. En 1960 la Texas y Ecopetrol confirmaron las reservas petroleras de Orito y Putumayo.
Las Texas Petroleum Company irrumpió en la región de Puerres comprando las tierras por donde debía pasar la tubería del Oleoducto Trasandino. Se pagaban precios altos por el espacio. El municipio minifundista no tenía ni la menor idea de la magnitud de la obra y de las multimillonarias cifras que manejarían estas compañías, empezaron a darse cuenta cuando llegó la gigantesca maquinaria, la tubería era trasladada por tierra y aire en grandes helicópteros, vehículos o maquinaria pesada que se descomponía, no la recuperaban, sino que la abandonaban en el lugar del daño, e inmediatamente la reemplazaban por una nueva. Lastimosamente no se pudo manejar los dineros pagados como salarios a los primeros obreros, sino que fue despilfarrado en artículos suntuosos y licor. Muy pocas personas se dieron cuenta que la bonanza duraría poco tiempo y empezaron a ahorrar para comprar fincas, casas y vehículos.
Al llegar la Compañía Aníbal, constructora de la vía para la instalación, mantenimiento y vigilancia del oleoducto, la mayoría de los campesinos, exceptuando los viejos y los niños, abandonaron sus cabeceras para emplearse en la construcción de la vía sobre la cordillera continuando hacia el Guamuez. Los altos salarios fueron aprovechados por los comerciantes de licores y trata de blancas que invadieron rápidamente la población, llenándola de costumbres paganas y extrañas. Los norteamericanos ofrecían a los pobladores escenas de inmoralidad con espectáculos nocturnos en los que los únicos beneficiados eran los comerciantes de bacanales que llegaron con mujeres del Valle, Risaralda y otros lugares del país. Pronto la buena vida terminó puesto que las faenas de trabajo en el pantano eran fuertes, muchos renunciaron, otros tuvieron accidentes y otros murieron, se incrementó la oferta de mano de obra por lo tanto la fuerza laborar era más barata, se originaron subcontratistas para evitar la paga de prestaciones sociales, cada dos meses había enganches de obreros hasta la terminación en 1970.
En la medida que se fue escaseando el trabajo y el dinero también fueron retirados de Puerres los centros nocturnos. Para Puerres la inflación produjo efectos en el costo de vida, durante todo el periodo de la construcción y posteriormente quedó establecido un alto costo en los artículos de primera necesidad en arriendos en los servicios domésticos. Para 1970 los trabajos de construcción se habían terminado y se inició la explotación del petróleo. Los campesinos no volvieron a sus parcelas y se fueron tras de los norteamericanos hasta Orito buscando cualquier empleo y quienes no lo consiguieron empezaron a colonizar este lugar y a lo largo del Valle del Guamuez. La Mayoría se ubicó en la Hormiga, San Antonio, y El Tigre a 30 kilómetros de los pozos petroleros. La falta de fuentes de trabajo en esta región los obliga a dedicarse nuevamente a la agricultura en la tierra cálida con semillas poco conocidas. La tierra se agotó rápidamente por el mal uso de ella, obligándolos a buscar más rentabilidad en los cultivos ilícitos, otros campesinos abandonaron definitivamente sus minifundios trasladándose a otras ciudades en busca de trabajos más rentables.