Nació el 15 de agosto de 1899, día de la Santísima Virgen del Tránsito, del matrimonio católico del señor Adán Revelo y señora Amalia Alvarado de Revelo, siendo sus hermanos: Estanislao y Zacarías, ciudadanos de arraigadas costumbres patriarcales y de singular honestidad y las señoritas Laura y Leonila, de acendrada piedad y claros exponentes del honor y la dignidad, que viven añorando la memoria de los seres queridos que les antecedieron en el viaje eterno.
Terminados los estudios primarios en la escuela urbana de varones de su pueblo natal y dada su capacidad intelectual y el interés por los estudios, fue enviado al Colegio Sucre de Ipiales, regentado en aquella época por los Padres Filipenses, en donde cursó y aprobó con las más altas calificaciones hasta quinto de bachillerato. Luego pasó al renombrado Colegio San Felipe Neri de Pasto, realizando allí los estudios Teologales y Sacerdotales con la complacencia de profesores y admiración de condiscípulos.
Su ordenación como Sacerdote Oratoriano, por disposición del Ordinario de la Diócesis de Pasto, tuvo lugar en el Templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Gualmatán el 16 de mayo de 1926, por el Ilustrísimo señor Obispo Antonio María Pueyo de Val, prelado que distinguió en alto grado al Pbro. Revelo Alvarado, por sus dotes de hombre bueno y de sobresaliente inteligencia. Su primera Misa la llevó a cabo en el Templo de Puerres con el beneplácito y fervor cristiano de familiares, amigos y paisanos.
En corta pero fecunda vida sacerdotal, sobresalió por su afición y dominio de la literatura, en cuyo campo escribió y dejó inéditas páginas hermosas sobre crónicas lugareñas, sonetos, cuartillas, quintillas y demás escritos de sabor patriótico y religioso, cuya publicación reclama con ahínco la juventud puerreña y los círculos intelectuales de Nariño.
Sirvió con celo apostólico y responsabilidad a toda prueba la capellanía del Hospital San Pedro de Pasto y la dirección de la Parroquia de Nuestra Señora del Tránsito de Consacá, población que él quiso entrañablemente.
De Consacá fue promovido a la Parroquia de la Santísima Trinidad de Providencia, población que se llamó al principio Alcud y posteriormente Briceño, en donde el 20 de septiembre de 1927 murió en olor de santidad al decir de Fray Fidel de Briceño, dejando ejemplo perdurable de sembrador propicio del bien y del amor en Cristo.